Prólogo:
Conocí a Gonzalo Izquierdo por primera vez durante aquellos años de Frei padre, en el Archivo Nacional donde nos encontramos en la ardua tarea cotidiana de rogarle a ese solemne depositario que nos rindiese sus secretos. Dada su reserva natural hacia cualquier persona y sobre todo a un ingenuo e incomprensible gringo, nos observábamos cautelosa mente hasta que finalmente terminamos con un amargo nescafe en la calle Mac iver. Un día después de dos meses de esas danzas rituales,Gonzalo rumiaba--siempre hablamos en su impecable inglés- que en un futuro indefinido quizás podríamos venir, mi esposa y yo, a cenar en su casa. Maravilloso,le dije, "vendremos a las nueve hoy día." Estaba sediento por conocer algunos nativos y en general, me había sido difícil llegar a una amistad más allá del intercambio superficial.
Durante los meses siguientes nos veíamos casi todos los días alrededor de la robusta mesa de roble del archivo y paulatina pero firmemente llegamos a ser amigos. Traíamos nuestro franciscano pan y fruta en una bol sita y nos sentábamos a la sombra de la estatua de Lastarria en las faldas del cerro Santa Lucia. Comíamos de vez en cuando un pegajoso dulce en los salones de té en Huérfanos mientras hablábamos libremente y con poca inhibición de política, de la vida, del amor. Gonzalo trataba de enseñarme una pequeña parte de su amplio conocimiento de la historia de Chile, al mismo tiempo que moderaba mis entusiasmos, a veces excesivos.Una tarde, recuerdo que la luminosa belleza de una chilena sentada al otro lado del salón me llamó la atención. cuando le indiqué a Gonzalo el objeto de mi admiración,él se permitió una discreta mirada y luego de echar una bocanada de humo, me respondió con una ligera sugerencia de impaciencia. "No es hermosa Arnold, sólo joven.
Los meses se convirtieron en años. Por su chispeante sentido del humor y fina ironía, por su trato delicado con los amigos y familiares, por su gran conocimiento y amor a su país empecé a imaginar a Gonzalo como representante de un "Chile profundo" que me esforzaba en entender. Era para mí, un hijo de su tierra, con raíces profundas, emocional e intelectualmente vinculado a su historia. Como muchas personas, Gonzalo tendía a identificar a su clase con el destino del país A veces en el remolino de gente y tráfico de las desordenadas calles céntricas de Santiago, me parecía que él había emergido de las páginas del Lazarillo de Tormes un austero y elegante hidalgo novo mundano altiva mente indiferente a la vulgaridad de la vida cotidiana. Pero como lo demuestran sus cartas,era un convencido demócrata, un hombre humano y compasivo.
En el mes de octubre de 1968 en el camino a la playa con nuestras familias, tuvimos un horroroso accidente que dejó muerto al otro chofer,gravemente heridos a nuestros múltiples hijos y a Gonzalo con un refuerzo de acero en la pierna derecha. Durante los meses de su recuperación, yo iba casi todos los martes y jueves a su casa de la calle Holanda.En un cuarto fresco bajo la sombra de unos enormes y frondosos plátanos orientales, escuchábamos las destempladas sinfonías de Mahler y conversábamos hasta el anochecer. Su familia nunca me permitió sentirme culpable ni responsable por el doloroso viraje de la doméstica que de hecho, se produjo en gran parte por mi propia negligencia. Poco después, volvía con mi familia a Berkeley. Mi conversación con Gonzalo terminó pero nuestra correspondencia recién empezaba y en la siguiente década nos intercambiamos fielmente largas cartas. Algunas de las cuales- gracias a Dios las suyas y no las mías- están reproducidas en este volumen. Solo se ha podado de lo personal,dejado los fragmentos de interés general.
Finalmente y como antecedente inmediato a estas cartas, una última reminiscencia. A fines del 69 o principio del 70, Gonzalo obtuvo una beca, y con su amada Teresa, volvió por unos meses a Berkeley donde había cursado sus estudios de Magister unos años atrás. En medio del incesante tumulto entre los alumnos y la policía, reanudamos nuestra antigua costumbre de parcos almuerzos y largos paseos por los cerros cercanos, entre eucaliptos y álamos, tan semejante a los paisajes de Chile. De las noticias que llegaban de Chile ya se podría vislumbrar el filo de la tempestad política que en los próximos años iba a alentar y hacer pedazo tantas vidas. En nuestras excursiones Gonzalo se empeñó en mantener su buen humor pero era obvio que empezaba a invadir su espíritu cierta inquietud y melancolía en cuanto al destino de su país.Una brillante tarde otoñal, mirando la Bahía de San Francisco con sus elegantes puentes colgantes, a lo lejos el mundo parecía tranquilo y lleno de esperanza. El humos mordaz de Gonzalo nos hizo reir y alguien trajo una botella de buen vino tinto.Pero yo recuerdo "una briza triste por los olivos" y una cierta aprehensión por el mundo que iba a encontrar a su regreso. sus cartas nos permiten una impresión personal y espontánea de aquellos años.
Arnold.J.Bauer
Introducción y notas de Ana María Stuven, Historiadora y Cientista Politica, antiagüa alumna de Gonzalo.
Los intentos por proyectar el perfil de un intelectual complejo, conducen muchas veces a simplificaciones lamentables. sus contornos aparecen difusos o desfigurados. Confieso mis temores al develar una de las formas de expresión de Gonzalo Izquierdo Fernández, el genero epistolar, pues tuve la ocasión de conocer personalmente algunos de sus matices espirituales e intelectuales. En su caso particular, el mero hecho de sugerir su postura como "historiador del presente" es indudable que violenta algunas de sus afirmaciones. Efectivamente, en la presentación de su Historia de Chile,( Gonzalo Izquierdo,Historia de Chile, Santiago:Editorial Andres Bello, 1989) advirtió al lector que "con el proposito de juzgar los hechos, aunque sea mediante la selección de ellos, con la mayor objetividad posible", se abstuvo de "presentar los acontecimientos históricos más recientes, sobre todo considerando que los últimos años de la vida de nuestro país estan marcados por el conflicto y la crisis, realidad que recomienda esperar, en particular cuando se trata de una obra de síntesis, que se decanten las conflictivas experiencias vividas por la mayor parte de nuestro pueblo." Consecuente con esta proposición, la sección de su obra sobre el proceso político chileno del Siglo XX, que incluye hasta la campaña presidencial que dió el triunfo a Salvador Allende, culmina con una escueta pero expresiva afirmación: "La elección de 1970, innegablemente, significaría el fin de un ciclo de la vida del país"
Conocidas estas afirmaciones, en más de un momento me ha parecido que la publicación de testimonios de Gonzalo Izquierdo sobre su presente es una iniciativa que contradice su visión del rol del historiador. ¡Mal discípulo aquel que traiciona a su maestro!
Espero que las disgresiones que siguen, y el indudable valor histórico de las cartas que presentamos, justifiquen, o al menos expliquen, el ímpetu que me lleva a publicar estos documentos. Estas cartas fueron enviadas por Gonzalo Izquierdo, entre los años 1970 y 1973, a sus amigos,el historiador norteamericano Arnold Bauer y a Antonio Bombal, profesor de literatura.
Se puede afirmar con exactitud que Gonzalo Izquierdo fue cauteloso al extremo en el trato con su disciplina. comprendió también, una vez producida la interrupción del régimen democrático, que el "conflicto" y la "crisis" que se habían enseñorado de todos los sectores de la sociedad requerían que la nación recorriera un largo camino de sanación antes de retomar el rumbo democrático-liberal que Izquierdo había seguido y estudiado con pasión. Su íntimo compromiso con ese recorrido interrumpido fue el que seguramente le aconsejó esperar, aunque siempre reconoció con su admirado Marc Bloch que "desde el momento en que entran en juego las resonancias sentimentales, el límite entre lo actual y lo inactual está muy lejos de poder regularse necesariamente por la medida de un intervalo de tiempo."2Marc Bloch, Introducción a la Historia, México: FCE,1990,pp.33-4) Sabemos que durante ese intervalo auto-impuesto,Izquierdo no abandonó su interés por la década de 1970, de hecho se proponía escribir su historia y dejó innumerable documentos para ese trabajo.
Aunque su pluma se resistía a escribir sobre el presente; aunque a ratos su riguroso espíritu crítico le impidió dejar más testimonios escritos que recogiesen su agudo sentido del devenir histórico, el contacto personal convencía a su interlocutor, y justifica en parte lo que viene, que la polémica contemporánea y el juicio histórico convivían y procedían simultáneamente en Izquierdo. La conversación, género que cultivó incansablemente con amigos y alumnos, lo situó en la línea de ese destino que Stuart Hugues atribuye al historiador, cuando afirma que éste "no puede escapar a su propio tiempo; sus presiones le rodean. Y si su oficio tiene un significado mayor que el anticuario, se sentirá impulsado a comentar sobre el pasado reciente." (. H.Stuart Hugues, History as Art and as Science,,Chicago: University of chicago Press, 1964,pag. 106.) en muchas ocasiones Gonzalo Izquierdo lamentó que la inmediatez de las comunicaciones había sumido en el olvido el género epistolar, tan fecundo para el estudio de otras épocas, entre ellas el siglo diecinueve que a él atraía especialmente. La carta permite la distancia y la proximidad necesaria para que fructifiquen la expresión de los afectos y pensamientos. Después de su muerte hemos sabido que el mantuvo esa afición en lo personal, y que con ello, tal vez concientemente dejó un testimonio que hoy contribuye a la labor de otros historiadores.
Una reflexión de esta naturaleza sobre los sucesos del período del gobierno de la Unidad Popular es especialmente iluminadora pues se refiere a un tiempo que sólo puede comprenderse cabalmente desde una perspectiva que reconozca que las ideologías y, en general, la política, parecían determinar el destino de los pueblos. De allí que todo análisis será incompleto si no considera que los actores políticos, los intelectuales y la sociedad en general vivían inmersos en una realidad donde la política invadía tanto la efera pública como la privada.Cualquier cambio en este ámbito podía tener consecuencias radicales, no sólo para la estructura social, sino afectar profundamente las vidas personales. Se vivía un mundo donde la revolución era una alternativa concreta, y donde el marxismo aparecía como un trastorno total, tanto para sus defensores como detractores.
La rapidez con que se sucedieron los eventos políticos de la década de 1970, así como la profunda gravitación de cada uno de ellos para el futuro del país, produjo en muchos chilenos la sensación de un apresuramiento en el curso de la historia. Pocos días después de acaecido un hecho este era un "casi-ayer" histórico por sus implicancias políticas, sociales y económicas. El momento sicológico en que la población de todos los signos ideológicos enfrentaba los cambios; la percepción de que cada uno era actor y víctima de un destino a ratos inexorable, despertaba además un imaginario político y social cuyas consecuencias previstas excitaban los espíritus de manera tal que los límites entre pasado, presente y futuro confluían a ratos dramáticamente.
Los años que se inauguraron el 5 de septiembre de 1970, significaron para algunos estupor, temor y parálisis; a otros les invitó desenfrenadamente a la acción y al cambio violento.. Todo lo anterior dificultaba la reflexión convirtiendo al periodismo informativo y a sus relatos factuales en el método más atractivo, o el único considerado posible, de aproximación a una realidad explosiva. La perspectiva del tiempo transcurrido, y conocido el desenlace del experimento de la Unidad Popular, parece fácil aislar aquellos elementos que destinaban la experiencia al fracaso. Recordemos, sin embargo, que cuando la realidad sólo parecía admitir interpretaciones de estricto cuño ideológico, y cuando los valores de orden social que habían apoyado el proyecto republicano de la clase política chilena parecían desmoronarse, la predicción política era una aventura que pocos acometían. Gonzalo Izquierdo vertió en el género epistolar parte de las angustias e inquietudes que le provocó su vivencia de esos años en Chile. No perdió nunca la capacidad de interpretación de la realidad; su sólida formación política le inspiró análisis certeros; tuvo la capacidad de destacar las líneas gruesas del cambio social, y de intuir el replanteamiento cultural que el gobierno de la Unidad Popular imponía en forma irreversible.
Hemos desechado la tentación de rigurosos trabajos de edición a fin de mostrar los elementos afectivos e intelectuales que configuraron la visión de Gonzalo Izquierdo sobre el proceso político. Especialmente ese primer párrafo, escrito apenas el 9 de septiembre de 1970, donde reconoce su sorpresa ante el período que se inaugura: " He dejado pasar algunos días antes de escribirte al respecto porque,para serte franco, el impacto me ha conmovido profundamente. Es evidente que el hecho en sí podía ser previsto desde mucho antes de las elecciones pero, de alguna manera, su trascendencia y enorme significación, también previsible, no podía sentirse o, por lo menos, no pude sentirlo yo con la vivencia que ahora tiene."
También, hemos respetado el orden cronológico de las cartas. Ellas son indudablemente fruto de una mente acostumbrada a relacionarse con la sucesión de fenómenos, y sobre todo con la interpretación de hechos complejos. Su presentación cronológica permite además recoger la evolución del estado de espíritu del observador a medida que transcurren los hechos que relata. De ser un espectador atento y preocupado que evita caer en la descalificación y en los falsos temores, y que posterga su juicio predictivo, progresivamente va incorporando conceptos que muestran su desazón ante un futuro caótico. El temor a la dictadura del proletariado y simultaneamente al enfrentamiento va produciendo un lento pero consistente desaliento en el historiador. Ya en 1971 percibe claramente que el país ha sufrido una disociación irreparable cuando reconoce que los bandos en pugna se rigen por "reglas del juego" distintas; que existen códigos morales irreconciliables, y que sectores del país no desestiman la posibilidad de la lucha armada. Gonzalo Izquierdo anticipa con ello el fin del diálogo político y de la convivencia que había permitido la subsistencia del sistema democrático. Y es esta percepción la que motiva su duda de 1972 sobre la viabilidad de la democracia como "método", el planteamiento de la posibilidad de un enfrentamiento civil, y el temor al caos.
Sólo el apresuramiento podría hacer aparecer como inconsistente la carta que Izquierdo dirige a Bauer el 15 de octubre de 1973, después de producido el pronunciamiento militar. Gonzalo Izquierdo nunca dejó de ser un demócrata liberal; en algunas ocasiones asumió públicamente su oposición al régimen militar. Esta carta final recoge inmejorablemente el espíritu de agotamiento intelectual y espiritual con que muchos chilenos vivieron el fin del gobierno de Salvador Allende, y que les impidió advertir los riesgos que traía privilegiar el restablecimiento del orden social y político a la mantención del sistema democrático.4"recuerden su oposición en la carta a Antonio Bombal del 9 de septiembre de 1970 a lo que llamó "los intentos golpistas claramente existentes en la derecha..."
Sin caer nuevamente en la descalificación, rechazando de plano el revanchismo, reconoció como muchos demócratas de esos años que la agitación era incontrolable y que los actores políticos democráticos habían sido sobrepasados.
Apenas un mes después de 11 de septiembre de 1973, Gonzalo Izquierdo ya advertía los riesgos de una dictadura. No tenemos más testimonios epistolares de esta reflexión político-social, por lo que remitimos al lector a los numerosos testimonios orales de sus contemporáneos. Sin embargo, estas cartas, cuyas partes íntimas por razones obvias hemos guardado, constituyen una luz especialmente valiosa para la comprensión de un período clave de la historia de Chile. Ellas expresan todos los sentimientos, valores, creencias e ideas que conformaron la cultura política de Gonzalo Izquierdo. Sólo una aproximación desde esa complejidad puede comprender las motivaciones profundas que inspiraron las decisiones de los hombres y mujeres de ese momento. Estos documentos contribuyen, por lo tanto, a impedir las simplificaciones que conducen a interpretaciones maniqueas de los años donde la reconciliación entre chilenos parecía imposible.
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A Antonio Bombal, Santiago, 9 de septiembre de 1970.
Querido Antonio:
No se qué información tengas tú relativa a los últimos acontecimientos políticos ocurridos en Chile, aparte, naturalmente, del hecho grueso y central, el triunfo por la vía democrática del marxismo.
El caso es que tendremos un gobierno marxista en Chile salvo que prosperen los intentos golpistas claramente existentes entre la derecha, y yo espero que dichos propósitos no se materialicen en acción; lo contrario significaría violencia desatada e inestabilidad permanente. Si no me equivoco, queda por verse cómo procederá el nuevo gobierno después dehanl 4 de noviembre. Hasta el momento han sido muy cautos y, con éxito han impuesto disciplina en sus filas y han impedido todo desmán y actitudes revanchistas. Luego que asuma Allende reconoceremos, no sus propósitos, ya que están bien claros en el programa de la Unidad Popular, pero sí sus métodos y procedimientos. A juzgar por lo que se dice, hay dos alternativas: la de un gobierno socialista que conserve en suma la pluralidad y el respeto a los llamados derechos fundamentales, o la de un gobierno de claro corte castrista, es decir, la dictadura del proletariado con todo lo que ello implica. A mi juicio creo probable que ocurran ambas cosas, es decir que se llegue, luego de algunos meses, a la dictadura total. Creo que si no actuan así, no podrán realizar sus propósitos y caerían en una inconsecuencia fatal para su causa.
Es mucho lo que puede decirse sobre cómo se ha llegado a esta situación. La cosa es compleja, y no obstante, creo que las causas últimas son tres: 1) La incapacidad de la derecha para entender los nuevos tiempos.No quisieron apoyar ninguno de los proyectos de cambio propuesto por el actual gobierno. En algunos casos tuvieron que someterse a ellos pero nunca reaccionaron en forma positiva y constructiva. Rematan esta actitud llevando un candidato que nada tenía que decir, fuera de una insufrible monserga en torno a orden y austeridad; todo ello también dentro de una insoportable campaña del terror, de la cual son ellos presa hoy. Por no perder un poco(la eterna historia) ahora lo perderán todo y con ello arrastraran a muchos que cándidamente se dejaron seducir por tan pedestre visión de la realidad chilena. Esta es, creo la causa principal del fenómeno que presenciamos. La actitud a que me refiero fortaleció las posiciones extremas y ayudó a que se consolidara la Unidad Popular. 2) Algunos sonados fracasos del gobierno, en especial el desorden burocrático, fueron creando descontentos; fortaleciendo tanto a la derecha como a los grupos revolucionarios de izquierda. También colaboró en esto la campaña de un candidato, Tomic, que en lugar de presentarse como un continuador de Frei, quiso competir en izquierdismo con Allende; un fiasco que no convenció. 3) La izquierda puso en juego una táctica solapada y muy efectiva de infiltración en todos los grupos organizados de la nación. Llegó incluso a agregar su gente a la candidatura de T%omic con el objeto de levantarlo y quitarle apoyo a Alessandri. Realizó una campaña mas tranquila menos ofensiva para las personas, sin derroche publicitaria pero muy organizada y tenaz.
Naturalmente que, a parte de estas apreciaciones de las contingencias, muchas otras más importantes consideraciones se desprenden del Haco(sic) a que me refiero. Pero no estoy por el momento de ánimo para entrar en ellas. Además no me resulta fácil hacerlo, sólo podría aventurar opiniones, o si prefiere, hipótesis de trabajo muy aventuradas. Por el momento no me parece honesto pensar,como dicen algunos, que Chile deberá sufrir o, más concreta mente experimentar el caso cubano o el de algunas repúblicas socialistas de Europa; cosa que sostienen aquí los más conservadores y, también los más temerosos . Es innegable que existen diferencias enormes entre Cuba, Checoslovaquia(por ejemplo.) y Chile.
De cualquier manera, lo que está ocurriendo en nuestro país es, por lo menos, extraordinariamente interesante y digno de la más seria consideración.
Es probable que no se dé, a corto plazo al menos, una persecución ideológica de parte de las autoriedades y profesores cercanos al nuevo régimen, contra los que no podemos aceptar el marxismo como filosofía y como práctica. Pero en todo caso, quienes no profesen la nueva fe pasarán a ser ciudadanos de segunda clase. Esto puede significar el tener que soportar la marginalidad y el rechazo, abierto o no, de los alumnos. Todo lo cual colocaría a la victima en una posición la más inconfortable;; suficiente para obligarlo a uno a renunciar. Creo que no exagero la gravedad del asunto. Esto se dará en algún momento dentro de la Universidad de Chile, en particular en las humanidades y, sobre todo, en lo Centros Instituto de Historia. En lugares como esos ellos deberán, si quieren ser consecuentes, insisto, con sus convicciones y tácticas conocidas, colocar a su gente y eliminar a quienes difieran de ellos.
Gonzalo
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A Arnold Bauer, Santiago, 26 de noviembre de 1970
Querido Arnold:
La verdad es, contestando a tu pregunta, que no he modificado mi visión de lo que pueda ocurrir en estos lugares. Creo sí que las tácticas del nuevo grupo gobernante están recién perfilándose y que son mas cautas que las que temí en los primeros momentos. Mantengo no obstante, mis temores sobre lo que vendrá, más pausadamente, pero vendrá. Las primeras iniciativas ya son bastantes insinuadoras y se pueden sintetizar en los siguientes puntos: una campaña, muy laudable por lo demás, de introducir orden y disciplina, esto tanto en los gremios como en los funcionarios y grupos organizados populares de pobladores; un inquietante control de algunos de los más importantes medios de difusión, canal 9 y canal 7 de televisión, buena parte de la prensa, todo ellos encaminados al pasivo espectador o lector, los nuevos rumbos de la justicia y paz social que vendrán con la nueva sociedad socialista; una organizada y efectiva campaña de desprestigio de la Democracia Cristiana la que, a no dudarlo, ha dado base suficiente para darle fundamento. Se están buscando los medios para llegar, con pretexto de cualquier cosa, al plebiscito o consulta directa a las masas y así mantener el circo y debilitar los partidos políticos contrarios. A parte de estas medidas ya bastante significativas, se está insinuando una campaña moralizadora, se persigue a los hippies criollos y a las prostitutas, primeros pasos, creo yo, de una posterior etapa de más abierta censura.
A todo esto la oposición está abiertamente declarada y ella en manos de la DC(Democracia Cristiana). Han sacado un nuevo periódico. La Prensa de Santiago, que no trepida en la crítica aguda y pertinaz. El mercurio, por otra parte, se ha tornado en un periódico absolutamente insignificante, nada tiene que decir, todavía la parecer, no se recupera del acto de septiembre.
En las universidades las tensiones todavía no se dejan sentir. Ha habido elecciones en ambas: en la UC (Universidad Católica) vencieron estudiantes de centro e independientes, los llamados gremialistas; luego entraron los de la DC(que subieron su votación) y en tercer lugar quedaron los de la UP(Unidad Popular), perdieron éstos algo del poder que tuvieron el año pasado. Es evidente que allí se fortalece la DC, cosa que interesa claramente a la dirección de la institución. En la Uch(Universidad de Chile), en cambio, vencieron los de la UP, por 2000 votos, sobre la combinación DC- independiente-nacionales. Pero, como les digo, no ha habido verdaderas tensiones ni dificultades. En la UC todavía se puede trabajar, en la otra, sobretodo en la Facultad de Filosofía, ya están olvidando el significado de la palabra.
Gonzalo
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A Arnold Bauer, Santiago, 2 de marzo de 1971.
Querido Arnold:
Respecto de Chile, no salimos del intringulis. El nuevo gobierno está procediendo en marcha acelerada de reformas. En este sentido, hay que distinguir dos aspectos: está realizando programas iluministas en aspectos importantes tales como colonización de ciertas regiones fronterizas y otros asuntos. Además está llevando adelante su programa de nacionalizaciones con todo lo discutibles que son, pueden defenderse seriamente y, finalmente, su idoneidad dependerá de la capacidad administrativa que pueda desarrollar el régimen. No es este el aspecto del socialismo que se intenta el que me preocupa. Si el socialismo criollo tuviera sólo proyecciones económicas yo me quedaría muy tranquilo, y aquí viene el aspecto peliagudo. Paralelamente al punto anterior, el gobierno está empeñado en una lucha por el poder y por la consolidación política del triunfo. En este sentido está, a mi parecer, el problema más delicado e importante. En este juego de fuerzas con la oposición, el gobierno proclama que se atiene a lo que las leyes vigentes le permitan. Esto, por desgracia, es verdad sólo en el aspecto formal: Esto, por desgracia, es verdad sólo en el aspecto formal: están aprovechando, por una parte, cualquier vaguedad legislativa y, por otra parte, están preparando, mediante la demagogía más astuta, un fuerte apoyo masivo que, de obtenerlo en las elecciones
de abril, no trepidarán en usarlo para inclinar, violentamete a su favor, el control político del país. Este no es un temor infundado. Todos sabemos que el camino del socialismo no puede llevarse adelante dentro del estilo político de las transacciones. Cuando llegue este momento ellos, estoy seguro, no trepidarán en inaugurar en Chile la democracia proletaria y luego dirán que para proteger al pueblo chileno de la reacción debe acudir al sistema más enérgico aunque pasajero, la dictadura del proletariado. Creo que esta situación, tarde o temprano, nos veremos enfrentados. Ya sea por el camino lento, a medida que se ganan el apoyo popular o sea por un golpe abrupto. La coyuntura para el golpe puede estar más cerca de lo que se piensa. La política económica a que se ha entregado el gobierno tiene aspectos y sobretodo, momentos muy peligrosos, uno de ellos estamos viviendo ahora. En corto: para palear la paralización posterior al 4 de septiembre, el gobierno ha emitido billetes en cantidades industriales. Hay abundancia de circulante, pero no ha logrado aumentar la producción. A buen entendedor pocas palabras. Por otra parte, tampoco ha logrado absorber la cesan tía que, en Santiago, ha llegado durante febrero, al 10 por ciento. En suma, mi amigo, la cosa se pone castaño oscuro.
Gonzalo
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A Arnold Bauer, 3 de octubre de 1971.
Querido Arnold:
La situación chilensis no ha variado de manera sustancial desde que te alejaste de estas tierras. Pero se anuncian futuros problemas y tensiones que dejan pocas esperanzas de paz interna y qué, por lo contrario, poco a poco se imponga la precariedad absoluta producto de un deterioro económico creciente y de las medidas que de allí se sigan: lucha sin cuartel entre los grupos opositores, desorden, aumento de la ineficacia, etc.; por este camino, se convertirá, entre otras cosas, en un verdadero desierto en lo que a valores espirituales se refiere. Creo que no peco de pesimista al temer que este proceso es irreversible. Esto no sólo por el carácter de la tendencia que se va imponiendo sino, también, a causa de la situación cada vez más desmedrada de los países del llamado tercer mundo. Lo que me aflige no es una relativa pobreza a la cual, mal que mal, estamos por tradición acostumbrados; me preocupan si las consecuencias sociales y culturales que provendrán de continuos e infructuosos esfuerzos por alcanzar niveles económicos que están, a mi entender, totalmente fuera de nuestro alcance en un tiempo históricamente cercano.
La política contingente se alimenta fundamentalmente en este momento del espectáculo que dan gobierno y oposición quienes se entretienen en afilarse las puás para sus encuentros cada vez más airados. En lo que a ideas e ideales respecta, la oposición lleva la mejor parte y sus personeros suelen intervenir en nombre de principios que, afortunadamente, todavía muchos en este país respetan. Y no obstante, estos triunfos son menos significativos que lo que aparentan ya que el Gobierno, aunque en este terreno de las ideas haga un papel deslucido, prosigue paso paso, fortaleciendo su dominio por medio del control de toda nuestra economía. Es la lucha entre una oposición que defiende la legalidad y que por ello no levanta escollos a un gobierno legítimamente constituido, y un gobierno que sólo respeta aparentemente las leyes y el espíritu de nuestra constitución y que, en el fondo, busca y generalmente encuentra la manera de conseguir lo que desea mediante subterfugios y triquiñuelas que obviamente se apartan del sentido íntimo de dicha legalidad. Dadas las cosas en estos términos, no cabe duda que el avance de la UP será cada vez más incontenible. Ambos contendores no se atienen a las mismas reglas del juego por lo que pronto ello desembocará en agudas tensiones y en choques de una violencia extremadamente peligrosa para la estabilidad de este pobre país.
Gonzalo
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A Arnold Bauer. Santiago, 15 de noviembre de 1971.
Querido Arnold:
Chile continua estropeándose a pasos agigantados.Pareciera ineludible un enfrentamiento definitorio. El Gobierno, que está bastante desesperado, echa mano a todo recurso posible con el fin de no perder toda la no mucha popularidad que tuvo.A esto se debe la visita del pirata del Caribe (Se refiere a la visita de Fidel Castro a Chile) quién, sin más, está interviniendo en la política chilena y causando protestas por doquier. El caso es que nuestra economía está terriblemente deteriorada: están faltando varios de los alimentos básicos, amén de otros artículos de primera necesidad. Mi temor es que esta situación no se resolverá por las buenas, es decir, que aunque la UP pierda en las elecciones, ella no esté dispuesta a entregar la oreja. De todas maneras, aunque la situación política llegara a una situación, el deterioro económico ya es tan importante que las consecuencias se harán sentir durante décadas. Pienso que esta creciente precariedad económica tendrá consecuencias muy graves: esta sociedad pasará al estado de mera subsistencia; sus habitantes sólo podrán sufragar los gastos indispensables; todos los recursos tendrán ese destino y todo lo "superfluo", como las artes, las ciencias y la cultura, en suma, se verán totalmente postergadas. Ya a esta altura, por razones de falta de recursos y del desorden que proviene de allí y de las luchas políticas por el control de las universidades, el nivel de estudios en las ciencias aplicadas como son la medicina y la ingeniería, están bajando notablemente su nivel. Esto significará, a no dudarlo, que este país se hundirá cada vez más en el subdesarrollo. Se impondrán la chatura,la mediocridad y el sectarismo; y la creciente pobreza cambiará el estilo de vida y de convivencia en esta;campearán los violentismos políticos y el país estará en el peligro de caer en la dictadura para luego pasar de una dictadura a otra y esto, en el mejor de los casos.
La destrucción será total, y contemplaremos la muerte penosa y la agonía terrible salvo que se produzca una reacción. Y no tengo mucha esperanza que ello ocurra.
Gonzalo
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A Arnold Bauer, Santiago, 7 de enero de 1972.
Querido Arnold:
La cosa política chilena no se clarifica pero a no dudarlo, se están haciendo muy claros los esfuerzos de la oposición por impedir que los de la UP se salgan con las suyas. Es decir, a partir del desfile femenino, los independientes de oposición han mostrado claramente su molestia con el Gobierno y ello ha empujado a los partidos a adoptar una actitud más enérgica y desafiante. Ayer quedó votada la acusación constitucional en contra del Ministerio del Interior en la Cámara de Diputados. Ello de dio en un ambiente de franca hostilidad de parte de los grupos de gobierno, lo que produjo diversos encuentros de violencia en distintas partes del centro de la ciudad. Estos acontecimientos revelan dos cosas de importancia: que la oposición agarra valor y, por otra parte, que el enfrentamiento, del que antes te he hablado puede estar cerca. En gran medida, mucho dependerá del resultado de las elecciones para un senador y un diputado en pocos días más. Ahora pienso que la lucha se aproxima, tengamos fe y energía.
Gonzalo
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A Arnold Bauer, Santiago, 20 de enero de 1972.
Querido Arnold:
Desde las elecciones del Domingo recién pasado, Chile vive un clima político desconcertante por una parte y que, por otra, puede presagiar cambios en la orientación general del proceso. Luego de una campaña electoral de gran violencia, en la que el gobierno usó todas las formas de cohecho y de presión, incluyendo el maltrato físico de los electores por parte de las huestes del MIR; el triunfo de la oposición por un 58% y un 52% en Linares y O´Higgins- Colchagua, respectivamente, ha creado el nuevo ambiente a que hago referencia. Entre las fuerzas del gobierno hay desconcierto y ya se notan dos corrientes distintas en lo que la acción futura se refiere. Los hay que como Altamirano y otros, quisieran radicalizar el proceso a cualquier riesgo, con el fin de no perder la oportunidad de llevar al país al comunismo marxista; creo que desde su punto de vista tienen razón. Otros, entre los cuales se cuenta al Presidente, están buscando el apaciguamiento y empiezan a culpar del fracaso al sectarismo, la prepotencia, la violencia y, particularmente, a la ineficiencia de buena parte de la política económica que ha venido siguiendo el Ejecutivo. Después de la alegría de los triunfantes, en la oposición se agitan también posiciones encontradas aunque no se han exteriorizado o divulgado: al parecer hay quienes quieren fortalecer más aun la alianza Demócrata-Nacional y no darle tregua al Gobierno hasta lograr su sometimiento o conseguir su desprestigio total; pero, y esto es más grave todavía, parece que hay personas de la DC quienes quisieran aprovechar esta oportunidad para entrar al gobierno, colaborar con la UP, con la esperanza, piensan ellos, de moderar todo el proceso de cambio chileno. Pienso que esta segunda posibilidad, de ser verdadera como intención, no pasa de ser una torpeza mayúscula producto, quizas, de ambiciones descontroladas. De ser esto efectivo, temo que ello significaría el desprestigio de la DC, puesto que se harían responsable del descalabro económico del país que, a estas altura no tiene solución a corto plazo. Ello le daría a los marxistas, quienes saben esperar, la oportunidad de dar con éxito el zarpazo y controlar la situación. Pero esta segunda parte del cuento, creo, es sólo producto de la fiebre propia del ambiente. Lo más probable es que la oposición se mantenga en esa linea y que la suerte futura esté en gran medida en manos de los UP. Todo dependerá, en suma de cual de las dos posiciones gobiernistas resulte triunfantes. Esta lucha al interior de la UP puede significar, eso sí, la marginación de ciertos grupos, como los radicales, quienes siempre se han declarado democráticos.
Gonzalo
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A Arnold Bauer, Santiago, 30 de marzo de 1972.
Querido Arnold:
Durante estos últimos días, las angustias y tensiones han vuelto a pesar sobre muchos chilenos. Uno piensa que, en ocasiones como las que vivimos, los métodos democráticos no sirven para la defensa de la democracia. Este pensamiento, que está adentrado en el espíritu de muchos es, de por sí, intranquilizador y lo obliga a uno a revisar muchos principios y actitudes éticas. La ya relajada moral pública de esta sociedad y la decadencia de sus principios democráticos, si alguna vez los tuvo muy firmes, hacen pensar que no podremos contener la solapada infiltración sediciosa de los marxistas.
A causa de las nuevas tropelías del Gobierno, la oposición se ha más inflexible, pero este oposición se hace de acuerdo a la constitución y las leyes lo que no obsta para que la acción disolvente, bajo cuerda alentada por el oficialismo, continúe su proceso demoledor: los miristas están provocando los más inauditos atropellos a las personas e instituciones, distribuyendo armas entre sus partidarios y cuando los afectados defienden sus derechos son estos últimos tratados con el mayor rigor. Sin ninguna razón valedera, el Gobierno ha negado la autorización a dos marchas de protesta organizadas por grupos opositores. Esto ha obligado a los DC a pensar en una nueva acusación constitucional contra el nuevo ministro del Interior (el anterior fue acusado y destituido) y a organizar una gran concentración y marcha para pronto en la cual, espero, se reuna una verdadera multitud.
Si bien estas actitudes de protesta son necesarias y pueden, incluso, tener consecuencias positivas porque hacen que la gente pierda el temor, ellas no pueden tener el mérito suficiente para detener a los marxistas. A causa de esta pérdida de los principios democráticos a que aludo, piensa uno que talvez ellos puedan fortalecerse a propósito del deterioro de lo económico. Es decir que, a falta de principios, buenas son las penurias que afecten los estómagos. Penoso consuelo. El problema está en que el dominio de la economía por parte del Gobierno, bien puede, a la larga, doblegar a personas que sólo sufren cuando sienten débil su barriga.
Estos temores que muy brevemente describo, lo llevan a uno a pensar en la eventual necesidad de ponerse activo y de empuñar las armas. Dios nos guarde.
Gonzalo
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A Arnold Bauer, Santiago, 23 de julio de 1972
Querido Arnold:
Bueno fue recibir tu carta del 5 del presente. Efectivamente, la situación económica de Chile empeora día por día a tiempo que el Gobierno se esfuerza, en esta carrera contra el tiempo, por ir ganando el control de la economía antes de perder el poco apoyo electoral que todavía retiene. Esta carrera es una de tres adversarios; Gobierno, oposición y revolucionarios estridentes. Estos últimos, temerosos de que la competencia la gane la oposición, nuevamente se han puesto activos y se descubre ahora que tenían, ni más ni menos, que el propósito de crear un conflicto tan grave que tuviese como consecuencia la caída del Gobierno, oportunidad en que ellos, de acuerdo con los antecedentes publicados, se alzarían con el poder y precipitarían la violencia..No sabemos cuanta fuerza tienen esos afiebrados, pero lo cierto es que sus planes eran muy concretos y audaces. Todo esto significará, probablemente , que el Gobierno deberá apresurar la marcha y que endurecerá su postura frente a la oposición particularmente ahora que, además se encuentra envalentonado por su precario triunfo de Coquimbo. Por otra parte, la oposición continua insuficientemente unida. Sus desacuerdos suelen ser tan evidentes que todavía no pueden acordar una actitud firme, +única salida, aunque peligrosa, para el intríngulis actual. La indefinición puede significar a la larga un desgaste muy peligroso, se minan las energías, se acentúa la desorientación y su fin es el caos.
Gonzalo
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A Arnold Bauer, Santiago, 18 de marzo de 1973.
Querido Arnold:
Chile post-electoral sigue siendo fundamentalmente el mismo. Pasada la campaña eleccionaria, el país está nuevamente cayendo en las mismas tensiones de antes. El acto cívico nada resolvió, el triunfo de la oposición no fue suficientemente amplio como para que de él pudiese surgir un camino cierto hacia la liberación de los males que arrecian. Estoy pesimista y pienso que se confirmará mi ya antiguo temor, el de que para este pais no habrá una salida dentro de los senderos políticos tradicionales para nosotros, la decisión vendrá con violencia aunque ella será, probablemente, de poca monta, como corresponde a un país desvitalizado, un país de tono menor. Vamos por parte. El deterioro económico es ahora pavoroso y, a juicio mío, de este marasmo no habrá salida sino, talvez, a muy largo plazo. Vamos hacia un subdesarrollo absoluto. Este es ya un país ramplón, pequeño y si futuro. No puedo ocultarte un dejo de amargura y una cierta nostalgia aunque, cosa que si tú bien sabes, nunca pensé en esta tierra como en el ombligo del mundo ni cosa que se le parezca; si vi para este país la posibilidad de un desarrollo digno y una consolidación social que no estaba lejos. Hoy lo que se consolida es el caos y la estulticia precipitada por audaces que están tratando de imponer un sistema cuya virtud ha sido ya tantas veces desmentida por los hecho. Frente a ellos, la oposición está amarrada por sus legalismos y enervada a la vez que temerosa. Cada vez más, como consecuencia del marasmo económico en que estamos metidos,los chilenos van pasando al nivel de la mera subsistencia, cosa que place a los marxistas, ya que los pone en sus manos y cosa que, por otra parte, dificulta la acción de la resistencia y hace más difícil cualquier intento en pro de la recuperación económica del país. Mientras tanto, la UP sigue a la carga: acorrala a la clase media con mayores impuestos y permitiéndoles casi ningún margen de provecho en sus empresas, intenta, ahora por segunda vez, implantar el control absoluto de la educación de acuerdo con un plan absolutamente sectario y comunizante. De toda
esta situación va surgiendo una nueva fuerza política operante, las Fuerzas Armadas, las que no sabemos exactamente que puntos calzan. Se manifiestan partidarias de la mantención del orden pero, a no dudarlo, permiten todos los excesos violentistas de las hordas marxistas, por lo menos en ese sentido ha actuado hasta ahora el Ministerio del Interior General Prats. Es difícil saber que piensan las Fuerzas Armadas en sí. Yo me atrevería a decir que están buscando una oportunidad dramática, como ser la violencia desatada, para hacerse cargo del poder e imponer una suerte de gobierno a la peruana. No sabemos qué pasará pero, por cierto, vendrán días peores. Desde luego ya se prevé una inflación estimada en un quinientos por ciento. ¿ Te das cuenta lo que ello significaría para todos los chilenos y en especial para aquéllos que viven de un salario que es cada vez menos suficiente?
Gonzalo
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A Arnold Bauer, Heredia, Costa Rica, 15 de octubre de 1973.
Estimado Arnold:
Creo que Chile ha superado una etapa. Y aunque no me hago muchas ilusiones respecto de su futuro, no dudo que este es el momento en que, todos los que podamos cooperar en el proceso que, espero, haga retornar la normalidad a Chile. En el ámbito universitario hay una situación particularmente delicada. Habrá que b uscar la manera de excluir a los agitadores marxistas sin llegar a caer en un sectarismo que, como consecuencia, signifique la pérdida de la libertad académica y, talvez, en el futuro, el recrudecimiento de los extremismos que se estaban dando allí.
Respecto del país en general, creo que la Junta Gubernamental ha actuado eficaz e inteligentemente. No hay duda de que ha habido rigor extremo pero, al parecer, no han caído en excesos y, en todo lo fundamental, han actuado en acuerdo con el espíritu de la tradición jurídica chilena. Los problemas estarán ahora en 3 frentes: la recuperación económica, empresa muy difícil; la anulación de los extremistas y la imposición de una disciplina laboral perdida, particularmente en el proletariado industrial.. Además posteriormente, se haran seguramente presentes las tensiones politiqueras entre los partidos. Por esta razón, aunque cueste aceptarlo, creo que será necesario que la Junta retenga todo el poder durante un lapso de tiempo. Si las Fuerzas Armadas, accediendo a peticiones internacionales ya existentes y nacionales que vendrán, intentará llamar a elecciones a corto plazo, el país entraría en agitaciones incontrolables. Creo que la normalidad política tardará en llegar y que ello sólo será posible cuando se consiga superar los otros aspectos arriba señalados. Importancia tendrá también el carácter que le den a la nueva Constitución. Tengo el temor de que ésta tendrá un marcado tinte corporativista, dados los criterios que conozco en sus redactores. Dicha tendencia es en si interesantes, pero para su funcionamiento se exigen hábitos y capacidades que no veo en nuestra sociedad. Además las experiencias corporativas, en todas partes han llevado al caos o a la dictadura. En fin, habrá que conocer su texto antes de opinar al respecto.
Gonzalo
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