Discover Arthur Lubinsky, Frederic Chopin!
En los estudios fui siempre muy insegura y pasaba raspando. Hasta ahora tengo pesadillas en que me veo haciendo pruebas de matemáticas que no puedo resolver o de profesoras que me apocaban e inhibían. Como relaté antes fui muy enfermiza y por eso perdía meses y meses de clases, sin embargo nunca repetí año. A más mi madre me pasó de un colegio francés a uno inglés que tenía doble programa (inglés y francés) como era este (Dunalastair). Lo que más me agradaba era la literatura, el teatro, el ballet (tuve 8 años), me expresaba bailando por horas según mi estado de ánimo, me sentía Isadora Duncan. Tenía a más un diario de vida con el que desahogaba todas mis inquietudes e ideales. Escribía también poesía y hasta escribí una novela. Me encanta la música.
Nuestros padres nos dieron muy buena vida, teníamos fundo, mozo, chofer, veraneábamos tres meses, dos en el fundo y un mes en Viña. Tenía muchos amigos, pero siempre había algo íntimo que no compartía, tenía mi mundo propio. Era muy sensual y sufría en mis relaciones de pololeo con Gonzalo. Y también era muy sentimental y romántica, muy alegre, impulsiva y extrovertida, pero también melancólica y evasiva. Me fascinaba la naturaleza.
Conocí a mi actual marido cuando tenía 15 años, pero tardé dos años en enamorarme de él, primero sentí un poco de lástima por él, aunque me halagaba que me quisiera tanto, pero era muy tímido, aunque por otro lado mucho más maduro que el resto de los muchachos, en cierto sentido. Luego fui conociéndolo más y sentimos una gran atracción física mutua, fuera de que había una gran sensibilidad en ambos y muchos gustos en común. Lo que nos separaba era su introversión y lo poco sociable que era. Aunque lo de él lo compartía todo conmigo.
Cuando yo tenía 17 años, perdimos todos nuestros bienes materiales, debido a malos negocios de mi padre y a su deterioro mental, tenia en ese entonces 73 años. Mi padre murió cuando yo tenía 18 años, y yo entré a trabajar poco antes, quedamos en muy mala situación económica. Yo me salí del 5to año del colegio, en ese entonces estaba en la Maisonnette, donde cambió mucho mi vida. Entré a trabajar en una oficina pública, me sentía encerrada y me costaba mucho aclimatarme, a más que no tenía la preparación requerida y tuve que hacerlo todo sola. Trabajé con cinco abogados, uno de ellos Javier L., fue como un padre para mi, conversábamos mucho, discutíamos de política y literatura. En todo caso fue una experiencia para mi y me dio personalidad y otra perspectiva de la vida. A más de ayudar a mi madre, tenía mi plata aunque fuera poca. En todo caso el cambio fue muy grande para mi, no tenía derecho a vacaciones, estaba sola y mi madre no era capaz de enfrentar la vida sin mi padre, había que ayudarla a ella. Seguía pololeando con Gonzalo, ya casi comprometida con él. Trabajé dos años. Gonzalo tenía mi misma edad y estaba en el colegio. Lo dejó para trabajar en el fundo de sus padres y casarse conmigo. En todo caso mi relación con él me daba seguridad y mi mundo se centró en él, aunque conocí a otra gente. Pero también Gonzalo tenía muchas inseguridades, y él se apuntalaba en mi. Dio su sexto año de colegio, bachillerato y sacó los dos títulos (Historia y Filisofía) después de casado, todo con gran éxito. De los 18 a los 21 años, edad en que me casé con Gonzalo, pasé por depresiones e inseguridad por falta de dinero y apoyo familiar, la pérdida de mi padre, me cambió el carácter, no era tan alegre y optimista como antes. La seguridad material que alguna vez tuve, pesó mucho en mi, a mi madre había que apoyarla, pensó hasta irse a un convento. La figura que me ayudó mucho fue una tía, hermana de mi madre, a quien yo quería y admiraba mucho, nunca se casó, pero tenia una gran ternura marcada hacia la gente, me quiso mucho, ella también murió. Estuvo años atrás muy enferma psiquicamente y esto me afectó mucho, luego mejoró.
La familia de mi marido era muy unida, casi un clan, los de afuera no eran familiares en todo el sentido de la palabra, eran fuertes, con posición social muy renombrada, con mucha vida social, con bastante dinero. Con hijos muy capaces, y muy distintos a todos los hijos de sus amigos. Eran exigentes, críticos, pero también muy sensibles. En casa de mis suegros se reunían todos y habían discusiones y charlas muy interesantes. Pero siempre me sentía insegura, aunque siempre expusiera mis ideas. Traté de ponerme a la altura e instruirme lo más posible. Ellos eran muy descalificadores con las personas, sobre todo en cuanto a su cultura y conocimiento, nunca con respecto a la gente pobre o condición social. Mi suegro era un hombre tierno, adoraba a mi suegra y era un hombre muy justo. Gonzalo era su regalón, él tuvo muy poco amor maternal y pasó con las mamas, fue muy enfermizo, tuvo parálisis infantil a los 9 años y luego pleuresía. Para él yo fui un todo muy importante, su primer amor y reemplacé mucho de la ternura que le faltaba, fui una parte central de su vida. Aunque sus aspiraciones intelectuales estuvieron siempre muy latentes en él.