domingo, 17 de agosto de 2008

Ensenada lago Llanquihue un día de verano de 1989

Hoy aquí siento una plenitud muy grande, mi alma asciende al infinito, siento una gran paz. Me rodea el verde intenso, todo reluce cristalino y transparente. Me propongo prolongar esta quietud interior maravillosa, en que me siento yo misma y me basto, sin dejar de amar y acoger al resto. Pero yo soy yo, así me creó el Padre y Él me quiere a mi en su totalidad. Para así poder trascender hacia la luz que me proyecta su amor, y al conjunto de seres que encontraron ese camino. Cómo juntar esa fuerza y hacer una unidad?

Hoy quiero a mis hijos, pero los siento libres, quiero que mi amor hacia ellos no me limite, y me deje ser libre de ser yo misma, para así poder darles mas. Hoy me quiero y eso es importamte, si no me valoro ¿cómo puedo dar?

Aquí he vivido tantas etapas distintas. Momentos en que los demonios me acosan y me sale el yo que me limita. Pero he crecido, he sentido el silencio, me he deleitado con la paz y el desasociego del lago, con la brisa y la tempestad. Con las largas caminatas, con el silencio de mi pareja, ese silencio compartido que no cortan las palabras.

Me siento sana físicamente, vital, he podido sentirme mujer nuevamenet, he gozado con una rica comida. He unido mi vitalidad física con esta paz espiritual que tanto anhelo. Cómo lograr retener todo esto, para así proyectarlo a los otros, y entregarles esa rica savia, que es la plenitud, que da el recorrido. El caer muchas veces, el sentirse miserable, el sentirse grande.

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